Apenas ha dado dos pasos del portal, inspira profundamente mientras el aire helado recorre cada milímetro de su cuerpo... es entonces cuando se lleva el cigarro a los labios, agacha levemente la cabeza y tras un par de intentos fallidos, finalmente el humo calienta su cuerpo. Se siente más tranquila, mucho más. Alza la vista y sus ojos se iluminan con la potente luz de ese día gris. Se siente viva. Emprende su camino con paso firme y decidido. Va dejando huella con cada contoneo de cadera, o tal vez sea sólo el humo...
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